Por supuesto que también es la capital mundial de algo: del Helio.
Lo mejor de Amarillo fueron unos cadillacs enterrados en la mitad del desierto pintados con spray. Nosotros dejamos nuestro recuerdo en los autos.
De ahí pasamos al estado de Nuevo México.
La entrada a Albuquerque nos sorprendió porque la nieve volvió a aparecer y nosotros esperábamos que como es desierto hasta hiciera calor. Pero no. Ver las montañas nos hizo añorar Chilito, más considerando que era Navidad.
Albuquerque es la 33* ciudad más grande de USA. Como toda esta zona, fue colonia de España, pero la diferencia es que aun conserva un aire hispano.
La noche que llegamos (el 24) las calles y casas estaban iluminadas con luminarias mexicanas (velas dentro de bolsas de papel café) y buses llevaban a la gente a pasear por la cuidad para que contemplaran esta decoración.

A la mañana siguiente recorrimos el centro de la cuidad.
Y en la tarde siguiente fuimos a Santa Fe. Precioso!! Entre medio de las montañas con una arquitectura inspirada en las construcciones de adobe de los antiguos indios gringos.
De vuelta nos vinimos por un camino interior. A veces medio latero, pero otras nos dio vistas como esta:
1 comentario:
La mejor foto, Mono sentado conversando con los fundadores de Albuquerque....imperdible, como tiene las patitas cortas no le dan pa cruzarlas....jejejje
Un abrazo
Mark
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